Aquí la tercera entrega del conjunto de artículos sobre la tecnología 3D en los televisores. Hoy es el turno de la autoestereoscopía.
Autoestereoscopía
El formato autoestereoscópico no requiere gafas. En este caso, la
pantalla del receptor incorpora una fina película con filtros en su
parte frontal. Para esta tecnología se lleva a cabo un entrelazado
espacial de dos imágenes, cada una de ellas dirigida a cada ojo. A
diferencia del método de multiplexación espacial, que se hacía por
líneas horizontales, el formato autoestereoscópico entrelaza las
imágenes de forma vertical o por columnas.
En
la pantalla, por delante de cada dos columnas de imagen se sitúa una
lente semicilíndrica, que envía la información de cada una de ellas a
cada ojo. El conjunto de columnas de imagen y sus lentes semicilíndricas
asociadas trasladan finalmente a cada ojo la semiimagen correspondiente
sin necesidad de emplear ningún tipo de gafas.
Las lentes
semicilíndricas pueden ser sustituidas por barreras de paralaje, que a
pesar de ser un método más rudimentario, también resulta efectivo. En
este caso, lo que se hace es dejar pasar únicamente una porción de la
luz emitida por cada columna, en concreto aquella cuya dirección apunta
al ojo al que va destinada. La desventaja es que se pierde brillo porque
parte del haz luminoso se extingue al colisionar con la barrera.
Para
que el sistema funcione bien, dado que cada persona presenta
características físicas distintas (separación entre los ojos, altura,
etc.), es necesario que el espectador se posicione correctamente delante
de la pantalla. Será necesario realizar ajustes de distancia de
visionado, altura y desplazamiento horizontal. De lo contrario puede
producirse el solapamiento entre la información de las columnas, lo cual
produciría efectos indeseables. El problema surge cuando más de una
persona quiere ver la imagen en este tipo de pantallas. En este caso,
los espectadores podrían entorpecerse los unos con los otros para
conseguir posicionarse correctamente ante la pantalla. Por otra parte,
la multiplexación espacial de las imágenes en vertical hace que la
resolución de las mismas se reduzca a la mitad, dado que a cada ojo se
envían la mitad de las columnas de una imagen completa.
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